En este pueblo rural no existe la delincuencia | Viven pacíficamente en comunidad | J.J.Almeyra

El pueblo más remoto en el medio del campo, a 40 km de camino de tierra de las ciudades cabeceras, acá no llega la señal, son 8 x 3 manzanas, dónde hay una escuela en actividad, una biblioteca, club, cancha de pelota paleta, una posta sanitaria que carece de médico permanente, porque el sitio queda muy lejos de las dos ciudades cercanas importantes Navarro y Mercedes.
Por consiguiente, la población de 200 personas aproximadamente ofrece una casa permanente, salario bien remunerado y la posibilidad de seguir ejerciendo las prácticas médicas en algún hospital municipal de alguna urbe cercana, hace dos años que están sin médico, tienen ambulancia propia pero los caminos resultan muy dificultosos para poder llegar o salir del pueblo si no se tiene una chata 4x4 porque no la tienen como ostentación obscena, sino por una enorme necesidad.
Asimismo, muchos partos se han tenido que hacer en el medio del campo en el traslado hacía el hospital más cercano, el padre del dueño de la pulpería me comentó esto y merece ser plasmado, porque la vida en el campo es muy difícil, hay paz, tranquilidad, serenidad, otra calidad de vida pero tiene sus sacrificios.
Por otro lado, observé que al principio es una comunidad cerrada, hasta que uno va dialogando generando un don y contra don simbólico con muestras de respeto genuino, adaptándose a la vida en el campo, valorando los usos, costumbres e idiosincrasias propios del pueblo, muchos temen que miren gente de Buenos Aires e interrumpan su paz, por eso es un lugar tan escondido, difícil de llegar, con camino de barro, enmarañados, sinuosos y campestres, pero que cuando se llega, reflexiona tomando conciencia de que valió la pena haber viajado hasta allí.
Por otra parte, las maestras se quedan a dormir en la escuela mostrando vocación pedagógica, sin narcisismo, egoísmo y autoreferencial en sus clases, con una enseñanza desde abajo, sin darwinismo social ni eurocentrismo, con una autoridad con empatía hacia los niños que conociendo su realidad social, geográfica y climática son educados de forma ecuánime sin jerarquía social, por eso son prudentes y meticulosos al hablar, porque pueden herir con las palabras al otro, siempre con respeto, vestidos de gauchos, pero con holgada sabiduría de la topografía pampeana la cual carezco, como un Lego, pero que voy aprendiendo día a día.
En efecto, Almeyra es un tesoro escondido en el medio del campo, que pide a gritos tener un médico porque la mayoría de su población ronda en un rango etario de 60 años para arriba, y necesitan hacerse controles médicos, acá la paz, la tranquilidad está a la orden del día, y la comunidad se une en beneficencia para ayudar y recaudar fondos para un muchacho que se accidentó jineteando en un juego donde tiene que agarrar una sortija, todo el pueblo está unido, aunque reticente con el porteño, pero es comprensible su temor porque quieren seguir conservando la paz y los índices delictivos en cero.
Por último, este pueblo donde la palabra y honestidad tienen tanto valor que dejan fiado hasta por uno o dos meses a los jornaleros, todavía existe la libreta, apenas cobran, liquidan la deuda en la pulpería, y las personas mayores les entregan la tarjeta de débito con confianza con el código para realizar extracciones de dinero a un jóven a cambio de una módica comisión en la ciudad porque el pueblo no tiene banco y las transacciones se realizan en efectivo, Almeyra es sin dudas el pueblo donde la honestidad es cotidiana y el valor de la palabra es ley no escrita 🙌