“Buenos Aires es una ciudad maravillosa. Es como me gustaría que fuera España: cosmopolita, llena de amigos, desprejuiciada, tumultuosa, desbordante de vida y de cultura. Mientras en Madrid silban y patalean cuando no entienden una obra, en Buenos Aires te agradecen la dificultad, les gusta exigirse. Son un público maravilloso. De Londres, de París y de Nueva York me fui casi disfrutando de la partida, pero sufriré mucho al dejar Buenos Aires. Ahora pienso en los días de nostalgia que voy a pasar en Madrid recordando el barro fresco, olor de búcaro andaluz, que tienen las orillas del río, y el deslumbramiento de la tremenda llanura donde se anega la ciudad, en una melancólica música de hierbas y balidos». Federico Gracía Lorca, 1934.
El café porteño es una institución... Yo vivi en Buenos Aires por casi dos años. El café Acassusso era el living de mi casa, en donde asisti a la derrota de Brasil por Francia en 1998. Extraño muchísimo el tiempo en que ahí vivi com mi marido y mi hijo. Ya no están los antiguos dueños, ya no tiene la misma cara. Sin embargo, cuando vuelva e Buenos Aires, voy a visitarlo y tomar mi cafesito por las memorias de un feliz tiempo con mi familia.
“Buenos Aires es una ciudad maravillosa. Es como me gustaría que fuera España: cosmopolita, llena de amigos, desprejuiciada, tumultuosa, desbordante de vida y de cultura. Mientras en Madrid silban y patalean cuando no entienden una obra, en Buenos Aires te agradecen la dificultad, les gusta exigirse. Son un público maravilloso. De Londres, de París y de Nueva York me fui casi disfrutando de la partida, pero sufriré mucho al dejar Buenos Aires. Ahora pienso en los días de nostalgia que voy a pasar en Madrid recordando el barro fresco, olor de búcaro andaluz, que tienen las orillas del río, y el deslumbramiento de la tremenda llanura donde se anega la ciudad, en una melancólica música de hierbas y balidos».
Federico Gracía Lorca, 1934.
El café porteño es una institución... Yo vivi en Buenos Aires por casi dos años. El café Acassusso era el living de mi casa, en donde asisti a la derrota de Brasil por Francia en 1998. Extraño muchísimo el tiempo en que ahí vivi com mi marido y mi hijo. Ya no están los antiguos dueños, ya no tiene la misma cara. Sin embargo, cuando vuelva e Buenos Aires, voy a visitarlo y tomar mi cafesito por las memorias de un feliz tiempo con mi familia.
00:59, rompieron un par de platos jajajajajaja
los argentinos no disfrutan del cafe por su sabor o variedad , lo hacen mas por el hecho de perder tiempo o netamente bohemia ,