Un hombre que es fruto y reflejo de su tiempo. Habla con la misma rotundidad y creencia en sí mismo que Cela y Umbral. Pienso que era un gran inseguro que se refugiaba bajo ese caparazón de soberbia tan española. Le falta compasión a la hora de hablar de otros escritores y demuestra una cierta crueldad de espíritu inmisericordioso, una implacabilidad de carácter, una intolerancia española hacia todo lo que no sea de su agrado, que lo considera inútil. Condena al prójimo fácilmente. Donde siento compasión por él es cuando dice bien alto que le gusta ser cascarrabias. Es como si llevases puesta una máscara y confesases a todo el mundo, en este teatro que es la vida, que llevas una máscara para vivir y sobrevivir, como confesar una debilidad que te hace construir un ser ficticio social, y que te sientes cómodo en esa máscara fea, en ese papel ingrato, es como si le gustase no ser amado, sin temido, odiado y esto revela, para mí, una profunda herida existncial. Es como si hubiese interiorizado la aspereza española de la época y la hubiese hecho suya y parte de su personalidad, no sé yo si enteramente conscientemente. Todo se perdona al saber uno que su padre fue fusilado cuando él era niño y que vivió bajo años bastante oscuros, que sin duda, dejaron una huella en su carácter. Veo que utilizó la literatura como medio para tener una voz propia privada, en una época en que, o se comulgaba con unas ideas, o se huía fuera de España, o se retiraba uno a una vida privada, y este último camino es el que escogió, sin liberarse completamente de los atavismos seculares españoles. Cuando le preguntan si no tendrá una alta opinión de sí mismo, dice que sí, como todo el mundo, remacha, como para hacerse disculpar, desconociendo que no todo el mundo tiene un alto concepto de sí mismo. Es como si fuese insensible al mundo interno de los demás y creyese que todos comparten sus características humanas, lo que proyecta del hombre una visión negativa del ser humano: soy así y todo el mundo es así. Donde veo que desvaría por completo es cuando proclama su programa de gobierno autoritario, de décadas si es posible, es decir, está jugando a ser Franco pero en la ficción. Hasta emplea el vocabulario propio del dictador en "alcanzar el supremo objetivo de la política hidráulica", es muy sorprendente, o no tanto, se conoce que ha visto muchos NODOs de niño, como yo. Cae en la fantasía más delirante y encima lo proclama en directo a todos, creo que esto es, si es lícito llamarlo así, una manifestación de la locura, una locura muy racional, pero locura al fin y al cabo. Cuando le preguntan que cuál es la obra humana que más admira, dice de improviso, la campaña de Aníbal en Italia, madre de dios, yo que soy ateo, exclamo esto. Una campaña de guerra que causó cientos de miles de muertos y casi acaba con la civilización occidental, es la obra humana que admira Benet por encima de todas. Ahí queda claro que no sabe nada de democracia porque, en realidad, no la ha mamado de niño ni de joven ni de adulto. Menos mal que los escritores como Benet, que los soñadores, no gestionan el mundo. Prefiero a un economista antes que a un abogado de gerente, y a un abogado antes que a un escritor. Al final, el hombre me enternece cuando reconoce que le avergüenza su vanidad y cuando expone las tres razones para vivir. Todo es un ejercicio de protagonismo, de decir bien alto: eh, mirad, estoy aquí, soy fulanito y pienso esto y esto y lo de más allá. Llamar la atención como un niño que no tiene padre que lo mire.
El Faulkner español (hasta se parece físicamente)
Y hasta murieron a la misma edad.
13:42
Lomolesto que debe ser suprimirse
Un hombre que es fruto y reflejo de su tiempo. Habla con la misma rotundidad y creencia en sí mismo que Cela y Umbral. Pienso que era un gran inseguro que se refugiaba bajo ese caparazón de soberbia tan española.
Le falta compasión a la hora de hablar de otros escritores y demuestra una cierta crueldad de espíritu inmisericordioso, una implacabilidad de carácter, una intolerancia española hacia todo lo que no sea de su agrado, que lo considera inútil. Condena al prójimo fácilmente.
Donde siento compasión por él es cuando dice bien alto que le gusta ser cascarrabias. Es como si llevases puesta una máscara y confesases a todo el mundo, en este teatro que es la vida, que llevas una máscara para vivir y sobrevivir, como confesar una debilidad que te hace construir un ser ficticio social, y que te sientes cómodo en esa máscara fea, en ese papel ingrato, es como si le gustase no ser amado, sin temido, odiado y esto revela, para mí, una profunda herida existncial. Es como si hubiese interiorizado la aspereza española de la época y la hubiese hecho suya y parte de su personalidad, no sé yo si enteramente conscientemente.
Todo se perdona al saber uno que su padre fue fusilado cuando él era niño y que vivió bajo años bastante oscuros, que sin duda, dejaron una huella en su carácter.
Veo que utilizó la literatura como medio para tener una voz propia privada, en una época en que, o se comulgaba con unas ideas, o se huía fuera de España, o se retiraba uno a una vida privada, y este último camino es el que escogió, sin liberarse completamente de los atavismos seculares españoles.
Cuando le preguntan si no tendrá una alta opinión de sí mismo, dice que sí, como todo el mundo, remacha, como para hacerse disculpar, desconociendo que no todo el mundo tiene un alto concepto de sí mismo. Es como si fuese insensible al mundo interno de los demás y creyese que todos comparten sus características humanas, lo que proyecta del hombre una visión negativa del ser humano: soy así y todo el mundo es así.
Donde veo que desvaría por completo es cuando proclama su programa de gobierno autoritario, de décadas si es posible, es decir, está jugando a ser Franco pero en la ficción. Hasta emplea el vocabulario propio del dictador en "alcanzar el supremo objetivo de la política hidráulica", es muy sorprendente, o no tanto, se conoce que ha visto muchos NODOs de niño, como yo. Cae en la fantasía más delirante y encima lo proclama en directo a todos, creo que esto es, si es lícito llamarlo así, una manifestación de la locura, una locura muy racional, pero locura al fin y al cabo.
Cuando le preguntan que cuál es la obra humana que más admira, dice de improviso, la campaña de Aníbal en Italia, madre de dios, yo que soy ateo, exclamo esto. Una campaña de guerra que causó cientos de miles de muertos y casi acaba con la civilización occidental, es la obra humana que admira Benet por encima de todas.
Ahí queda claro que no sabe nada de democracia porque, en realidad, no la ha mamado de niño ni de joven ni de adulto. Menos mal que los escritores como Benet, que los soñadores, no gestionan el mundo. Prefiero a un economista antes que a un abogado de gerente, y a un abogado antes que a un escritor.
Al final, el hombre me enternece cuando reconoce que le avergüenza su vanidad y cuando expone las tres razones para vivir.
Todo es un ejercicio de protagonismo, de decir bien alto: eh, mirad, estoy aquí, soy fulanito y pienso esto y esto y lo de más allá. Llamar la atención como un niño que no tiene padre que lo mire.
El abuelo cebolleta.gracias
El plural es una lata
Jo que pena de preguntas.