5 Febrero 2025-Miércoles 4º Ordinario-Ciclo C-Mc 6, 1-6-Ojos cuadrados pero corazón cerrado.
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- Опубликовано: 6 фев 2025
- EVANGELIO DEL MIÉRCOLES 4º DEL TIEMPO ORDINARIO, 5 DE FEBRERO 2025-CICLO C: Mc 6, 1-6: «OJOS CUADRADOS, PERO CORAZÓN CERRADO». Gota a gota, al caer el agua en esas hermosas grutas que hay dentro de las montañas, llega a formaciones bellísimas, que llamamos estalactitas y estalagmitas, sea que cuelguen del techo, las primeras, o estén en el suelo, como fruto del goteo escurriendo en el piso, las segundas: ¡Guauuuu, son auténticas maravillas!
Y lo que hoy sucede en este Evangelio es también una maravilla, que nos deja CON LOS OJOS CUADRADOS, como se suele decir. Ahí está la primera lección. Jesús aprovechando que está en su tierra y que es sábado, cumpliendo uno de sus deberes, se acerca a la Sinagoga para explicar La Palabra de Dios... y todos se quedan con los ojos cuadrados. ¿Nosotros quizá nos quedamos igual, con los ojos cuadrados, cada domingo cuando vamos a misa? ¿Y solamente asombrados, pero con los ojos y el corazón tapados? A lo mejor también... Muchas veces nos podemos quedar en los instrumentos que Dios nos envía, en sus mensajeros y no vemos más allá.
Dios sigue hablándonos por instrumentos porque ésa es su táctica. Así lo hizo a través del hijo del carpintero, que es el HIJO DE DIOS... NO TAPEMOS NUESTRO CORAZÓN. Pero a mí, ya al final del Evangelio de hoy, me sorprende que Jesús se sorprenda de la incredulidad de sus paisanos. Por eso, hoy sigue siendo verdad lo que el Papa Juan Pablo II tanto nos repitió: "Abramos de par en par las puertas de nuestro corazón a Dios"... Y no sólo a Dios, sino a todo el que lo representa... Y también, por qué no, abramos el corazón a todo mundo, con quien Dios, desde que vino a este mundo, se siente identificado. No amar, no ver a Dios en los demás, es no amar a Dios... Ésta es la única onda de Dios... Si la agarráramos... ¡Cuenten con mi bendición que se la doy de todo corazón y, también por supuesto, con mi oración para que sintonicemos esta onda de Dios! P. Salvador Gómez, L.C.