El Espinazo del Diablo Oaxaca Mexico

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"El espinazo del diablo"
Hace algunos años, cuando en el país se suscitaba “El Milagro Mexicano”, un proceso en el cuál nuestra infraestructura pública se fue modernizando, con la implementación de carreteras, puentes y vías de comunicación; en un pueblo de la Mixteca oaxaqueña, conocido por su difícil accesibilidad, se tenía el proyecto para una carretera nueva, que pasara por entre las montañas y así las personas pudieran llegar más rápido a aquél alejado lugar. Todos estaban entusiasmados por la nueva autopista, incluso aquellos que se oponían a las innovaciones que traía el gobierno.
Un día llegaron los ingenieros, arquitectos y trabajadores que iban a construir semejante maravilla, todos hacían su parte con mucha dedicación, y, en menos de dos meses, la carretera se finalizó. Cuando por fin llevaba dos días de uso, un fatal accidente hizo que se cayera una parte de esta carretera, muchas personas murieron. Entonces los ingenieros hicieron cálculos de nuevo y reconstruyeron la carretera. Pero después de dos días de reinaugurada la obra, sucedió lo mismo. Los trabajadores la volvieron a reconstruir, y así pasó muchas veces; hasta que una noche, cuando el capitán de la obra, el Maestro Ingeniero estaba en su lugar de trabajo, preguntándose qué es lo que hacía mal para que su proyecto no saliera como él quería, alguien tocó a su puerta. El Ingeniero le dijo que pasara, y de pronto, vio a un hombre alto, vestido de traje negro, limpio, pulcro y con unos zapatos impecables, también llevaba un bastón negro, con un punta de oro. El extraño se acercó y le dijo:
Yo tengo la solución a su problema.
¿Cómo sabe usted la solución?. - Respondió el Ingeniero
Usted no se preocupe, yo reconstruiré la carretera esta noche, y lo haré de tal manera para que no se caiga y así usted pueda quedar libre de cualquier responsabilidad.- Le dijo el extraño.
Debe estar usted loco, un hombre como usted no podría hacer un trabajo tan pesado como ese.- Replicó el Ingeniero.
Claro que si, le digo una cosa, al amanecer, todo estará como nuevo, nos veremos en este lugar mañana a la misma hora.-
Y el extraño salió del despacho. El ingeniero no supo que decir, así que no se lo comentó a nadie y esperó pacientemente. Al día siguiente, se sorprendió al ver la carretera como nueva y se dirigió a su despacho a la hora acordada y el extraño llegó puntualmente. Y dijo:
Lo he cumplido, la carretera está como nueva.
Lo he visto, dijo el Ingeniero, ahora ¿cómo podré pagárselo?. - Inquirió el Ingeniero.
Eso es fácil, para pagar su deuda, cobraré mensualmente unas cuántas almas. - Dijo el extraño, con un tono macabro.
¿Almas?. - Dijo el Ingeniero.
Sí, almas, así como usted oyó. ¿Está de acuerdo?. - Preguntó el extraño.
Claro. - Dijo el Ingeniero algo confundido.
Entonces es un trato.- Dijo el extraño y le dio la mano.
El Ingeniero estaba muy confundido, pero como su trabajo ya estaba hecho, decidió marchar a casa. Se subió en su coche y abordó la nueva carretera, pero en una engañosa curva perdió el control y murió en un accidente. Así fue el primer alma que cobró aquel extraño, y hasta hoy en día, continua cobrando las almas de quienes pasen por ahí. Es por eso que los habitantes de aquel poblado, le pusieron a esa carretera “El Espinazo del Diablo”.
Diego Porras Farret
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