Cuando el dueño de la mansión regresó de su viaje de negocios y la vio...

Valeriana puso una olla de agua en la estufa. Planeaba cocinar una sopa de queso para su hijo de siete años, Mateo. Al niño le encantaba. Así que la cariñosa madre decidió agasajar a su amado hijo, quien había estado estudiando en la escuela primaria, para celebrar el fin de otra semana escolar. En el horno, estaba horneando una pizza. Un tranquilo y acogedor anochecer se avecinaba. Cenarían con Mateo, luego jugarían a juegos de mesa y se quedarían despiertos viendo dibujos animados interesantes, disfrutando de deliciosos aperitivos. Las noches de viernes eran realmente especiales, y tanto Valeriana como Mateo siempre las esperaban con ilusión.
Valeriana abrió la nevera y revisó los estantes. No había queso, el ingrediente principal de la sopa. ¿Cómo pudo olvidarlo? Lo habían terminado todo para el desayuno. Valeriana simplemente se olvidó de ello. ¡Qué pena! Había esperado que esta noche fuera perfecta. Además, se habían quedado sin pan y solo quedaba un poco de leche, no suficiente para el cereal de la mañana. Bueno, parecía que tendría que ir a la tienda a comprar provisiones.