El poder de Jesús

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  • Опубликовано: 8 ноя 2024
  • “Mientras ellos aún hablaban de estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a vosotros.
    Entonces, espantados y atemorizados, pensaban que veían espíritu.
    Pero él les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos?
    Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo.
    Y diciendo esto, les mostró las manos y los pies.
    Y como todavía ellos, de gozo, no lo creían, y estaban maravillados, les dijo: ¿Tenéis aquí algo de comer?
    Entonces le dieron parte de un pez asado, y un panal de miel.
    Y él lo tomó, y comió delante de ellos.
    Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos.
    Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras;
    y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día;
    y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.
    Y vosotros sois testigos de estas cosas.
    He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto.
    Y los sacó fuera hasta Betania, y alzando sus manos, los bendijo.
    Y aconteció que bendiciéndolos, se separó de ellos, y fue llevado arriba al cielo.
    Ellos, después de haberle adorado, volvieron a Jerusalén con gran gozo;
    y estaban siempre en el templo, alabando y bendiciendo a Dios. Amén.”
    San Lucas, capítulo 24, versos 36 en adelante.
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    Por William Soto Santiago
    Domingo, 9 de diciembre de 2012
    Cayey, Puerto Rico
    Para mayor información: www.carpa.com/

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