Devocion Matutina para Adultos 4 de Febrero 2025

Поделиться
HTML-код
  • Опубликовано: 7 фев 2025
  • Devoción Matutina para Adultos, cuatro de Febrero del dos mil veinticinco
    EL título es: ¿POR QUÉ NECESITO ORAR?
    El versículo para memorizar dice: Vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad antes que vosotros le pidáis (Mateo seis, ocho).
    Muchas veces en mi ministerio he escuchado a algunos objetar, no sin cierta ironía, que si Dios lo sabe todo, ¿para qué orar. De nuevo, reminiscencias de ideas paganas. Porque orar es menos informar que compartir; es llevar nuestros problemas a la fuente de todas las soluciones; conectar nuestra vida al origen de la vida; enriquecer nuestros conocimientos en la fuente de la sabiduría; purificar nuestro amor humano, siempre tan condicional y egoísta, en el único crisol de amor incondicional y generoso.
    Lo esencial en una relación no es monologar ante el otro, sino compartir nuestras vivencias con él. Esto resulta cierto incluso en la oración de confesión. Dios no pide que nos confiemos a él porque lo necesite, sino porque lo necesitamos nosotros. La confesión es imprescindible para nuestro crecimiento espiritual; no solo por el perdón y la paz que nos procura, sino porque nos brinda una ocasión indispensable de autoevaluación.
    Al abrirnos sinceramente ante Dios, al reflexionar sobre su voluntad, vemos más clara nuestra situación. Entonces él puede ejercer su influencia sobre nosotros y ayudarnos a superar nuestros problemas.
    Orar no es meditar en el vacío, ni lanzar nuestras súplicas a un muro, que no hace más que repetir nuestro eco. Orar es, sobre todo, ofrecernos a Dios. No intentar hacerle cambiar de idea para que haga nuestra voluntad. Es tomar conciencia de su voluntad y ofrecernos para cumplirla.
    Por eso, el creyente que busca encontrarse realmente con Dios, es más orante que orador. Da más importancia a su actitud que a sus palabras. Se sirve de la oración como de un trampolín para actuar, y no como de un sofá o de una hamaca donde reposar su conciencia.
    Orar es el acto de abrir nuestro corazón a Dios como a un amigo. La oración no baja a Dios hacia nosotros, antes bien nos eleva a él (Elena G. White, El camino a Cristo, página noventa y dos). La oración que más me ha impresionado es la de un viejecito que decía simplemente: Señor, aquí está Juan. Hoy quiero intentar orar como él. Orar como conviene (Romanos ocho, veintiseis).
    Señor, aquí estoy. Sin duda para gestionar mi vida tienes mucho que enseñarme. Abre mi mente a tu inspiración. Sin duda, para realizar mi trabajo en el lugar en el que estoy hay personas más expertas, hábiles y seguras. Aunque no te sirva de mucho ante las inmensas necesidades del mundo, aquí me tienes. Enséñame lo que puedo hacer hoy.
    Recuerda: Vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad antes que vosotros le pidáis (Mateo seis, ocho).
    Tomado de: “CON JESÚS HOY”por Roberto Badenas

Комментарии •