El transporte de hidrógeno: la importancia del amoniaco

Este vídeo es un resumen del estudio “El transporte de hidrógeno: la importancia del amoniaco”, elaborado por consultora Frontier Economics y editado por la Fundación Naturgy.
El hidrógeno está llamado a ser una de las fuentes de energía claves para la transición energética. Capaz de liberar grandes cantidades de energía sin emitir gases de efecto invernadero, sus propiedades lo convierten hoy en la principal alternativa para descarbonizar sectores que no pueden usar otras energías renovables.
En este contexto, se espera que de aquí a 2050 la demanda mundial de hidrógeno limpio se multiplique por 7, llegando a los 800 millones de toneladas al año.
Estas grandes cantidades de hidrógeno limpio, que pueden representar hasta una cuarta parte de la energía mundial, van a tener que ser transportadas internacionalmente desde países con elevada capacidad de producción a países altamente poblados e industrializados.
El hidrógeno es un elemento químico que destaca por tener una alta densidad gravimétrica, es decir, un kilo de hidrógeno libera más energía que cualquier otro combustible.
Sin embargo, el hidrógeno rara vez se encuentra de forma aislada en la naturaleza por lo que no podemos extraerlo directamente, sino que debe ser “producido”. Los costes de producción de uno u otro tipo de hidrógeno dependerán de los costes del gas natural; de la disponibilidad de electricidad renovable en coste y cantidad adecuadas; y de la evolución de los costes de fabricación y operación de los electrolizadores. Esto hace que las estimaciones sean muy variables.
Una de las claves para el desarrollo del hidrógeno sin emisiones será sin duda su transporte desde los centros de producción a los centros de consumo. Actualmente existen tres opciones: camiones, tuberías y barcos. Pero el hidrógeno siempre tiene que ser comprimido o licuado, ya que en estado gaseoso, ocupa un gran volumen.
En el caso del transporte marítimo, clave para el desarrollo de la logística del hidrógeno, se puede optar por diversas opciones, entre las que destacan su absorción en líquidos orgánicos portadores de hidrógeno (LOHC), o por convertir el hidrógeno en amoniaco. El transporte en forma de amoniaco se presenta como la solución más viable para el transporte marítimo.
Para ello, el hidrógeno debe ser convertido a amoniaco, ser transportado y, al llegar a su destino, se puede optar por reconvertirlo a hidrógeno o usar directamente el amoniaco.
Desde el punto de vista de costes, en el documento elaborado por Frontier Economics se han analizado tres opciones para la importación de hidrógeno a la UE: Norte de África, Sudamérica y Oriente Medio.
Actualmente, el transporte por tubería desde el norte de África aparece como una de las opciones más baratas de acuerdo a las hipótesis consideradas; el transporte en barco en forma de amoníaco es la única opción viable para cruzar el Atlántico; y para el caso de Oriente Medio, la opción más eficiente dependerá del volumen a transportar y de si es necesario reconvertir el amoniaco a hidrógeno.
Además, hay que considerar que conectar Europa con esta región, construyendo hidroductos a través de varios países, es una vía de mucha complejidad.
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