En el silencio de la noche, el eco de tu voz, es un susurro que calma mi dolor. Cada estrella en el cielo parece entender, que en tu abrazo encuentro mi razón de ser. Al final, lo único que me queda es este amor, que ha anidado en lo más profundo de mi corazón. Con fervor te confieso, eres mi salvación, tienes el poder de calmar mi tormenta interior. En cada latido, en cada canción, se dibuja tu nombre con dulce pasión. No hay más sombra en mi vida, solo tu luz, que me guía y me envuelve en la eternidad de tu virtud. Al final, lo único que me queda es este amor, que ha anidado en lo más profundo de mi corazón. Con fervor te confieso, eres mi salvación, tienes el poder de calmar mi tormenta interior. Si el tiempo se detiene, si el mundo se va, en tu mirada hallo mi paz, mi verdad. No hay remedio para el alma que sufre sin ti, solo tus caricias pueden devolverme el existir. Al final, lo único que me queda es este amor, que ha anidado en lo más profundo de mi corazón. Con fervor te confieso, eres mi salvación, tienes el poder de calmar mi tormenta interior. Y así, en el rincón más sagrado de mi ser, te amo con una fuerza que nunca dejaré de entender. Eres el faro que ilumina mi sendero, y en tus brazos, encuentro el verdadero cielo.
En el silencio de la noche, el eco de tu voz,
es un susurro que calma mi dolor.
Cada estrella en el cielo parece entender,
que en tu abrazo encuentro mi razón de ser.
Al final, lo único que me queda es este amor,
que ha anidado en lo más profundo de mi corazón.
Con fervor te confieso, eres mi salvación,
tienes el poder de calmar mi tormenta interior.
En cada latido, en cada canción,
se dibuja tu nombre con dulce pasión.
No hay más sombra en mi vida, solo tu luz,
que me guía y me envuelve en la eternidad de tu virtud.
Al final, lo único que me queda es este amor,
que ha anidado en lo más profundo de mi corazón.
Con fervor te confieso, eres mi salvación,
tienes el poder de calmar mi tormenta interior.
Si el tiempo se detiene, si el mundo se va,
en tu mirada hallo mi paz, mi verdad.
No hay remedio para el alma que sufre sin ti,
solo tus caricias pueden devolverme el existir.
Al final, lo único que me queda es este amor,
que ha anidado en lo más profundo de mi corazón.
Con fervor te confieso, eres mi salvación,
tienes el poder de calmar mi tormenta interior.
Y así, en el rincón más sagrado de mi ser,
te amo con una fuerza que nunca dejaré de entender.
Eres el faro que ilumina mi sendero,
y en tus brazos, encuentro el verdadero cielo.