No creo que su explicación conduzca necesariamente a eliminar el terror. De hecho, cuando entendí mejor lo que (creo) es el infierno, me entró un temor aún más grande. Yo entiendo que tiene razón en la parte de que no se comprende que Dios mantenga en existencia a criaturas por toda la eternidad con el único propósito de castigarlas con sufrimientos indecibles. Por eso, por mucho tiempo, yo había concluido que muy poca gente se condenará (al fin y al cabo, no sería justo que alguien como Hitler termine accediendo al mismo cielo donde se podrá encontrar con San Maximiliano Kolbe, Edith Stein y la Madre Teresa de Calcuta). Pero cuando empecé a pensar este asunto desde el único punto de vista que todo cristiano debería pensar cualquier asunto (el amor infinito de Dios por nosotros), caí en la cuenta de que el infierno es, en realidad, la muerte eterna, la aniquilación total. Al fin y al cabo, si Dios es la fuente de toda vida y de todo ser, no tendría sentido que alguien pudiera seguir viviendo y existiendo una vez que, libremente, elije estar separado de esa fuente de vida y de ser. Después, releyendo la Biblia, caí en la cuenta de que la disyuntiva final no es Cielo o Infierno. Desde el principio hasta el fin, queda claro que la disyuntiva final es Vida eterna o muerte eterna. Y cuando Jesús habla de un castigo eterno --lo cual siempre hace en el contexto metafórico de una parábola-- en ningún momento lo describe como un tormento eterno (lo único que describe como figurativamente eterno es el fuego del infierno). ¿Que el castigo es eterno? Sin duda. Pero la muerte eterna es un castigo eterno. ¿Que habrá sufrimiento (lamentos, rechinar de dientes, etc)? Me cuesta mucho imaginar que no haya sufrimiento en el momento en que se abran los ojos de los condenados a la felicidad perfecta que Dios los había predestinado, en unión eterna con su infinito amor... ¡y que tan poco costaba acceder a ella! El mismo Jesucristo habla muchas más veces de la vida eterna en oposición a la destrucción final y total, y no en contextos metafóricos. ¿Pero se da usted cuenta de lo que esto significa? Esto significa que, aquello que antes me costaba tanto aceptar (que tanta y tanta gente se condenaría), ahora lo veo como un consecuencia natural e inevitable. ¡Y para nada injusta! Nosotros solitos elegimos nuestra propia extinción. De hecho, es lo que todo ateo, o toda persona que pierde la fe, toma como inevitable y definitivo: la propia muerte. Pero esto quiere decir que depende de nosotros y de nuestro esfuerzo por evangelizar al mundo, evitar que tanta y tanta gente se pierda la maravilla de la vida eterna en unión con Dios. ¡La gente se está muriendo alrededor nuestro, y quizás sólo depende de nuestro coraje y compromiso el que no mueran para siempre! ¡Cómo no comprender, entonces, la urgencia evangelizadora de nuestros primeros hermanos en la fe!
Lástima que grandes teólogos, como Torres Queiruga, estén siendo silenciados e incluso perseguidos por la Iglesia. Mientras, el pueblo de Dios abandona en manada el rebaño. Conferencia muy valiente.
Por el contrario, creo que la Iglesia no hace lo suficiente para silenciar a tanta gente que se dicen pastores, pero que llevan al rebaño hacia el abismo
@@Victoron ¿Por qué? Es una de las doctrinas, o quizás la única, que es tan obvia y tan abundantemente demostrada que hasta autores ateos reconocen implícitamente su validez. No veo cómo se puede reconciliar la idea de un Dios bueno y perfecto con la existencia de tanta maldad, sufrimiento y muerte si se deja de lado esta doctrina. Además, el catecismo de Juan Pablo II es muy claro: confrontar artículos 385-421, especialmente 388 y 389, bajo el título, "El pecado original: una verdad esencial de la fe".
@@xaviervelascosuarez Lo podrá decir quien quiera pero es absurdo, como absurdo es que para salvar a la humanidad- condenada por ese pecado original- Dios sacrificara a su hijo. Y digo condenada por el pecado original por que, según el cristianismo, ese pecado- en el que solo Adán y Eva tuvieron parte- hizo que todos sus descendientes fueran proclives al mal. Si un autor ateo cree en la validez del pecado original, como usted dice, no es ateo. Esto es evidente. Y tambien es evidente que, después de dos mil predicando lo mismo y persiguiendo y quemando a los disidentes, la Iglesia, e incluyo a los protestantes- no puede echar por tierra tanto dogma que hoy en día no se sostiene en pie. Le sugiero que amplíe su horizonte de conocimiento religioso y comprobará cuantos teólogos y filosófos están hoy en día en esta onda aunque se intenta acallarlos por todos los medios, echándolos de sus cátedras, privándolos de su ministerio etc etc.
@@Victoron Supongo que usted no es católico... ¿Supongo bien? ¿Es usted cristiano? ¿Cree en la existencia de Dios? Pregunto, porque de su respuesta dependerá cómo le puedo explicar los cuestionamientos que usted plantea. En cuanto a la existencia del pecado original reconocida por ateos, bastaría con señalar a Sigmund Freud, quien concluyera que, para explicar el sentimiento de culpa que encontraba en todos sus pacientes, recurrió a una noción que es, básicamente, la misma que la del pecado original: un crimen al inicio de la humanidad (él habla del mito de un parricidio original, motivado por el deseo sexual hacia la madre que termina evolutivamente generando lo que él dió en llamar "complejo de Edipo"). Freud no es el el único. Y no es de extrañar. Contemplando tanta maldad que ha existido en la historia de la humanidad, y reconociendo con humildad que nadie es ajeno a la posibilidad de crímenes inconfesables, sólo cabe concebir que la humanidad está esencialmente inclinada al mal, y por lo tanto el ser humano sería algo malo, o el ser humano es algo bueno pero que fue corrompido en su origen. Si el ser humano es algo esencialmente malo, no hay forma racional de justificar una moralidad objetiva. Sin una moralidad objetiva, no hay forma de fundamentar racionalmente la distinción entre lo malo y lo bueno.
@@xaviervelascosuarez Si soy o no católico implica si tengo o no fe; si tengo la fe del carbonero comulgo con ruedas de molino. Yo no soy carbonero Ahí lo dejo. Su razonamiento está viciado de origen pues viene a reafirmar que por el pecado de la primera pareja de la humanidad, caso de que existiera una primera pareja, que además fue tentada con el permiso de Dios por un ser mucho más "inteligente": el demonio, toda la humanidad es proclive al mal. Insisto en que eso es ilógico e incluso malvado. La teoria de Freud, que usted gratuitamente asemeja al pecado original y que solo habla del sentimiento de culpabilidad, está actualmente fuera de circulación como tantas de ese, por otra parte, gran científico en cuanto que abrió insospechados caminos en su época. Si el pecado original se lava con el bautizo, el hombre debería perder esa propensión al mal una vez bautizado.
"Que bien" muchas gracias por derribar tantas estructuras.
Gratamente sorprendido que la UNIVA haya invitado a Torres Queiruga. Ojalá sus enseñanzas sean aprovechadas por quienes lo escuchan.
Es un lujo que un teólogo tan extraordinario venga a enseñarles, lo menos que se puede hacer es respetarlo y agradecer!!!
Vuelvo a ver esa conferencia y me queda aún más claro que la Evangelización y catequesis deben de modelar su lenguaje.
instaBlaster...
Que maravilla que podamos romper con ataduras que nos apartan de la amorosa divinidad. Gracias
Gracias Andrés, cuando entendí lo del infierno, pude estar tranquila, antes tenía terror
No creo que su explicación conduzca necesariamente a eliminar el terror. De hecho, cuando entendí mejor lo que (creo) es el infierno, me entró un temor aún más grande. Yo entiendo que tiene razón en la parte de que no se comprende que Dios mantenga en existencia a criaturas por toda la eternidad con el único propósito de castigarlas con sufrimientos indecibles. Por eso, por mucho tiempo, yo había concluido que muy poca gente se condenará (al fin y al cabo, no sería justo que alguien como Hitler termine accediendo al mismo cielo donde se podrá encontrar con San Maximiliano Kolbe, Edith Stein y la Madre Teresa de Calcuta). Pero cuando empecé a pensar este asunto desde el único punto de vista que todo cristiano debería pensar cualquier asunto (el amor infinito de Dios por nosotros), caí en la cuenta de que el infierno es, en realidad, la muerte eterna, la aniquilación total. Al fin y al cabo, si Dios es la fuente de toda vida y de todo ser, no tendría sentido que alguien pudiera seguir viviendo y existiendo una vez que, libremente, elije estar separado de esa fuente de vida y de ser. Después, releyendo la Biblia, caí en la cuenta de que la disyuntiva final no es Cielo o Infierno. Desde el principio hasta el fin, queda claro que la disyuntiva final es Vida eterna o muerte eterna. Y cuando Jesús habla de un castigo eterno --lo cual siempre hace en el contexto metafórico de una parábola-- en ningún momento lo describe como un tormento eterno (lo único que describe como figurativamente eterno es el fuego del infierno). ¿Que el castigo es eterno? Sin duda. Pero la muerte eterna es un castigo eterno. ¿Que habrá sufrimiento (lamentos, rechinar de dientes, etc)? Me cuesta mucho imaginar que no haya sufrimiento en el momento en que se abran los ojos de los condenados a la felicidad perfecta que Dios los había predestinado, en unión eterna con su infinito amor... ¡y que tan poco costaba acceder a ella!
El mismo Jesucristo habla muchas más veces de la vida eterna en oposición a la destrucción final y total, y no en contextos metafóricos.
¿Pero se da usted cuenta de lo que esto significa? Esto significa que, aquello que antes me costaba tanto aceptar (que tanta y tanta gente se condenaría), ahora lo veo como un consecuencia natural e inevitable. ¡Y para nada injusta! Nosotros solitos elegimos nuestra propia extinción. De hecho, es lo que todo ateo, o toda persona que pierde la fe, toma como inevitable y definitivo: la propia muerte. Pero esto quiere decir que depende de nosotros y de nuestro esfuerzo por evangelizar al mundo, evitar que tanta y tanta gente se pierda la maravilla de la vida eterna en unión con Dios. ¡La gente se está muriendo alrededor nuestro, y quizás sólo depende de nuestro coraje y compromiso el que no mueran para siempre! ¡Cómo no comprender, entonces, la urgencia evangelizadora de nuestros primeros hermanos en la fe!
Lástima que grandes teólogos, como Torres Queiruga, estén siendo silenciados e incluso perseguidos por la Iglesia. Mientras, el pueblo de Dios abandona en manada el rebaño.
Conferencia muy valiente.
Por el contrario, creo que la Iglesia no hace lo suficiente para silenciar a tanta gente que se dicen pastores, pero que llevan al rebaño hacia el abismo
Qué disparate! ¿Cómo tiene la audacia de llamarse teólogo alguien que no comprende algo tan básico como el pecado original?
Lo que es increible es que alguien crea hoy en día en el pecado original.
@@Victoron ¿Por qué? Es una de las doctrinas, o quizás la única, que es tan obvia y tan abundantemente demostrada que hasta autores ateos reconocen implícitamente su validez. No veo cómo se puede reconciliar la idea de un Dios bueno y perfecto con la existencia de tanta maldad, sufrimiento y muerte si se deja de lado esta doctrina.
Además, el catecismo de Juan Pablo II es muy claro: confrontar artículos 385-421, especialmente 388 y 389, bajo el título, "El pecado original: una verdad esencial de la fe".
@@xaviervelascosuarez Lo podrá decir quien quiera pero es absurdo, como absurdo es que para salvar a la humanidad- condenada por ese pecado original- Dios sacrificara a su hijo. Y digo condenada por el pecado original por que, según el cristianismo, ese pecado- en el que solo Adán y Eva tuvieron parte- hizo que todos sus descendientes fueran proclives al mal.
Si un autor ateo cree en la validez del pecado original, como usted dice, no es ateo. Esto es evidente. Y tambien es evidente que, después de dos mil predicando lo mismo y persiguiendo y quemando a los disidentes, la Iglesia, e incluyo a los protestantes- no puede echar por tierra tanto dogma que hoy en día no se sostiene en pie.
Le sugiero que amplíe su horizonte de conocimiento religioso y comprobará cuantos teólogos y filosófos están hoy en día en esta onda aunque se intenta acallarlos por todos los medios, echándolos de sus cátedras, privándolos de su ministerio etc etc.
@@Victoron Supongo que usted no es católico... ¿Supongo bien? ¿Es usted cristiano? ¿Cree en la existencia de Dios? Pregunto, porque de su respuesta dependerá cómo le puedo explicar los cuestionamientos que usted plantea.
En cuanto a la existencia del pecado original reconocida por ateos, bastaría con señalar a Sigmund Freud, quien concluyera que, para explicar el sentimiento de culpa que encontraba en todos sus pacientes, recurrió a una noción que es, básicamente, la misma que la del pecado original: un crimen al inicio de la humanidad (él habla del mito de un parricidio original, motivado por el deseo sexual hacia la madre que termina evolutivamente generando lo que él dió en llamar "complejo de Edipo"). Freud no es el el único. Y no es de extrañar. Contemplando tanta maldad que ha existido en la historia de la humanidad, y reconociendo con humildad que nadie es ajeno a la posibilidad de crímenes inconfesables, sólo cabe concebir que la humanidad está esencialmente inclinada al mal, y por lo tanto el ser humano sería algo malo, o el ser humano es algo bueno pero que fue corrompido en su origen. Si el ser humano es algo esencialmente malo, no hay forma racional de justificar una moralidad objetiva. Sin una moralidad objetiva, no hay forma de fundamentar racionalmente la distinción entre lo malo y lo bueno.
@@xaviervelascosuarez Si soy o no católico implica si tengo o no fe; si tengo la fe del carbonero comulgo con ruedas de molino. Yo no soy carbonero Ahí lo dejo. Su razonamiento está viciado de origen pues viene a reafirmar que por el pecado de la primera pareja de la humanidad, caso de que existiera una primera pareja, que además fue tentada con el permiso de Dios por un ser mucho más "inteligente": el demonio, toda la humanidad es proclive al mal. Insisto en que eso es ilógico e incluso malvado. La teoria de Freud, que usted gratuitamente asemeja al pecado original y que solo habla del sentimiento de culpabilidad, está actualmente fuera de circulación como tantas de ese, por otra parte, gran científico en cuanto que abrió insospechados caminos en su época.
Si el pecado original se lava con el bautizo, el hombre debería perder esa propensión al mal una vez bautizado.