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Felicitaciones! Les saludo desde Chile. Acá la Waldorf es muy similar a lo que ustedes relatan. Es como una cápsula del pasado. Hay una negación de la ciencia y la tecnología. Para mí fue muy decepcionante! ☹️

Muy buena la temática. Las escuelas Waldorf a veces no se sienten, y quizá esto sea lo único bueno al respecto. Yo conocí del tema en el espacio de El Rey Va Desnudo, donde se plasma la historia y excentricidades de esta corriente; luego tocaron el tema los muchachos de Herejes, y mucho más tarde fue que escuché algún testimonio de alguien que haya estado cercano a este término medio entre secta y estafa. La verdad es que con lo permeables que resultan los entornos educativos a este tipo de desaciertos, no es raro encontrarse todo tipo de corrientes extrañas en la educación: PNL, constelaciones familiares, astrología, niños índigos, niños cristal, niños azules (sí, ya dijimos índigo, que es un tono de azul, pero te lo vuelven a vender así), declaraciones, energía vital, yoga, master clases (sí, cuesta creerlo pero la tendencia de jugar a la cosa absurda esa que llaman alta cocina también se está convirtiendo en proyecto educativo), esoterismo, cristianismo a ultranza, y un etcétera más que largo. Hay algo que me llama la atención y quiero agregar a lo que ya ustedes han expuesto, y es que en ese imaginario extraño de las escuelas Waldorf, existe una entidad preternatural supuestamente yacente en otro plano dimensional que contiene una biblioteca de magnitud ilimitada desde la cual las personas que alcanzan cierto nivel o grado, pueden acceder a todo el conocimiento existente: unos tales registros akashicos... Hay mucha desvergüenza solapada en creencias y libre expresión, que inevitablemente terminan mermando la capacidad intelectual de los estudiantes y familias que caen en estos despropósitos. Lamentablemente, para mucha gente, este tipo de patrañas representan fachadas rimbombantes deseables en el presente, tanto como en el pasado lo fueron las venas transparentadas en la piel, o el desmayo decoroso de las damiselas de buena familia. La parte de ChatGPT es tema necesario de actualidad, pues constituye una herramienta para la automatización de gran diversidad de procesos; pero ¿Qué queremos automatizar? ¿Queremos hacer más fácil el trabajo o simplemente evadirlo? Un docente no trabaja para cumplir una serie de tareas; quizá eso lo haga una secretaria -sin ánimos de ofender-; no obstante, un docente requiere desarrollar un conjunto de planes que respondan a premisas de necesidades específicas, preferiblemente arrojadas luego de las fases evaluativas pertinentes. Pedir a ChatGPT que te elabore un examen sobre un tema; por mucho que lo haga en segundos, bien estructurado y racional, con sus respuestas y todo; no deja de evidenciar el hecho de que al docente se le olvidó que fue él quien dio los temas en clase; que es él el que sabe hasta donde se logró cumplir con dichos temas, las exposiciones, los ejemplos, los experimentos, la resolución de ejercicios, etc. Es el docente el que sabe cuánto se espera cumplir sobre el plan ejecutado y, por tanto, es a él, a quien se le hará fácil seguir desarrollando y ajustando el proceso. Vivido y sabido lo vivido durante el lapso escolar, elaborar cada herramienta pedagógica y cada instrumento de evaluación es solo cosa de sentarse cómodamente y dejar que los años de experiencia y la capacidad de redacción hagan su parte, a menos -digo-, que en realidad no se haya cumplido con la digna labor. ChatGPT no es adivino o, por lo menos, jamás sabrá lo que necesita la sección. ¡Saludos y enhorabuena!