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Muito complicado

Muito difícil mesmo mais lindo quero aprender tem como outro jeito mais fácil pra mim fazer meus filhos e esposo e irmão achou lindo

Que top qual o nome deste fio por favor

Que lindo Parabéns,mas esse trabalho é só para os inteligentes 😍

soy ese pero en joven cuando estaba en mi prime ahora soy gordo :,v

Maravilhoso o seu trabalho! Você faz para vender também?

Obrigada por ensinar. Procurava por este e encontrei você. Gracias! ❤

Parabéns pelo trabalho. Obrigada por nós ensinar.

Legal, mas, gostaria de saber quantos metros de fio para fazer uma dezena.

É muito lindo!

Eu comprei um curso e nunca consegui fazer, agora não tá mais disponível

Nossa complicado, mais lindo demais. Vou tentar fazer pelo menos um nó. Parabéns!

Bom dia, para vc fazer o terço, você usou que tipo de fio e quantos metros utilizou.

1 El siguiente trabajo recoge una conferencia pronunciada en Madrid el 16 de febrero de 2001 en el Symposio sobre Nietzsche organizado por la Sociedad Española de Profesores de Filosofía y la Sociedad Madrileña de Profesores de Filosofía. Algunos de los argumentos los he desarrollado en anteriores trabajos como Nietzsche y la redención del azar, Granada, Universidad de Granada, 1986; Identidad y tragedia, Barcelona, Crítica, 1999, y «Un mar de sonrisas infinitas», Sileno, 8 (2000). 2 He desarrollado esta problemática en el capítulo 2 de mi libro Identidad y tragedia referido antes, especialmente en las páginas 79-96. 3 Ecce Homo, tr. A. Sánchez Pascual, Madrid, Alianza, 1989, «Así habló Zaratustra», § 6, p. 101 (KSA VI, 343) (las citas de Nietzsche en alemán corresponden a la siguiente edición: Nietzsches Kritische Studienausgabe, ed. G. Colli y M. Montinari, Berlin/München, Walter de Gruyter / dtv, 1988, KSA. Indicaré a continuación el número del volumen en romanos y la página en numeración árabe). 4 Ecce Homo, p. 93 (KSA VI, 335). 5 Ecce Homo, p. 95 (KSA VI, 337). 6 Ver A. Sánchez Pascual, «Estudio introductorio», a Así habló Zaratustra, p. 17. 7 Ecce Homo, «Así habló Zaratustra», § 1, p. 94 (KSA VI, 336). 8 Ecce Homo, «Así habló Zaratustra», § 6, p. 101 (KSA VI, 343). 9 Ver G. Colli, Introducción a Nietzsche, Valencia, Pre-textos, 2000, pp. 119 ss. 10 Ecce Homo, «Porqué soy un destino», § 3, p. 125 (KSA VI, 367). 11 Conviene recordar a este respecto la caracterización que hace el eremita de Zaratustra cuando, en el prólogo de la obra, se describe su segundo encuentro con él: «Zaratustra está transformado, Zaratustra se ha convertido en un niño, Zaratustra es un despierto: ¿qué quieres hacer ahora entre los que duermen?» (Prólogo, § 2, p. 32, KSA IV, 12). Asimismo, en el parágrafo 8 del mismo lugar se dice que a Zaratustra «le gustaba mirar a la cara a todas las cosas que duermen» (p. 44, KSA IV, 25). 12 Cf. nota 8. 13 Así habló Zaratustra, parte II, «De la redención», p. 204 (KSA IV, 179). 14 Así habló Zaratustra, parte II, «De los poetas», pp. 188-189 (KSA IV, 163). También Nietzsche alude a esto en otros lugares, por ejemplo en el capítulo titulado «En las islas afortunadas». Y en el § 84 de La gaya ciencia. Resulta de especial interés la nota 123 de Sánchez Pascual a la edición castellana del Zaratustra, en ella se recogen las fuentes griegas de este observación nietzscheana (cf. p. 445). 15 Así habló Zaratustra, parte III, «De las tablas viejas y las nuevas», § 2, p. 274 (KSA IV, 247). 16 Así habló Zaratustra, parte I, «De la virtud que hace regalos», § 3, p. 122 (KSA IV, 101). 17 Así habló Zaratustra, Prólogo, § 4, p. 36 (KSA IV, 16). 18 Ibid. 19 La gaya ciencia, tr. E. Ovejero y Mauri, Madrid, Aguilar, 1974, lib. III, § 125, pp. 108-109 (KSA III, 481). 20 Cf. KSA XII, 9[60], 364-368. 21 KSA XII, 10[150], 539-540. 22 Ibid. 23 KSA XIII, 14[75], 255-256. 24 KSA XIII, 15 [31], 426-427. 25 KSA XIII, 14[86], 264-265. 26 Ecce Homo, «La gaya ciencia», pp. 91-92 (KSA VI, 333-334). 27 La gaya ciencia, lib. V, § 343, p. 161-162 (KSA III, 574). 28 Cf. La genealogía de la moral, tr. A. Sánchez Pascual, Madrid, Alianza, 1986, III, § 28, pp. 184-186 (KSA V, 574). 29 Así habló Zaratustra, «De la redención», p. 204 (KSA IV, 179). 30 Así habló Zaratustra, «De las mil metas y de la única meta», p. 97 (KSA IV, 76). 31 Así habló Zaratustra, «Del amor al prójimo», pp. 98-100 (KSA IV, 77-79). 32 Así habló Zaratustra, «De la virtud que hace regalos», p. 123 (KSA IV, 102). 33 Así habló Zaratustra, Prólogo, § 3, p. 34 (KSA IV, 14). 34 Fragmentos póstumos de mayo-junio de 1888, KSA XIII, 17[3], 520-521 y 16[40], 498-500. 35 El nacimiento de la tragedia, tr. A. Sánchez Pascual, Madrid, Alianza, 1973, p. 52 (KSA I, 35). 36 Ibid., p. 79 (KSA I, 57). 37 Cf. J. M. Redfield, La tragedia de Héctor. Naturaleza y cultura en la «Ilíada», tr. A. Desmonts, Barcelona, Destino, 1992, pp. 21-22. 38 Ibid., pp. 384-389. 39 El nacimiento de la tragedia, p. 245 (KSA I, 567). 40 Cf. especialmente los parágrafos 1, 2 y 3. 41 Ibid., § 3. 42 KSA XI, 36[49], 571. 43 R. Bodei, Una geometría de las pasiones, tr. J. R. Monreal, Barcelona, Muchnik, 1995, p. 59. 44 Ibid., p. 173. 45 Cf. La gaya ciencia, Prólogo, § 4. 46 Ibid. 47 El nacimiento de la tragedia, «Ensayo de autocrítica», pp. 36-37 (KSA I, 22). 48 P. Berger, Risa redentora. La dimensión cómica de la experiencia humana, tr. M. Bofill, Barcelona, Kairós, 1999, p. 47. 49 U. Eco, El nombre de la rosa, tr. R. Pochtar, Barcelona, Lumen, 1983, p. 575.